Papá puede relacionarse con su hijo o hija desde el embarazo, pues está comprobado que los bebés comienzan a escuchar a partir de la semana 20 de gestación. Esto representa una gran oportunidad para empezar a crear un vínculo afectivo con acciones sencillas como platicar con el vientre, cantarle o contarle algún cuento.
Al nacer, la participación activa de papá en el cuidado y crianza lo promoverá como la principal figura de apego secundario, lo que significa que, al no estar mamá, la pequeña o pequeño se sentirá tranquilo y seguro en compañía de papá.
Generar un vínculo afectivo sano entre el papá y el bebé ayudará y beneficiará diferentes áreas, por ejemplo:
- Contribuye ala correcta construcción del “yo”
- La figura paterna suele representar normas
- Para los niños es un referente de identidad masculina
- Para las niñas un modelo masculino
Por otro lado, la presencia de papá promueve el entendimiento de que las relaciones interpersonales no son exclusivas ni excluyentes, es decir, con el paso del tiempo, el menor logrará entender que mamá no es de su propiedad, que ella tiene interacción y afecto hacia otras personas.
Compartir tiempo de calidad sin la presencia de dispositivos electrónicos que distraigan a papá de la atención que le presta a su hijo o hija, brindará valiosos recuerdos y aportará positivamente en su desarrollo.
Ver una relación amorosa, armoniosa y saludable entre mamá y papá también es un factor positivo, pues provoca seguridad, autoestima y confianza en los hijos. Además, será un patrón de referencia para las relaciones sentimentales en su vida adulta.
contenido relacionado
También te podría interesar