¿Sabías que el oído es el primer sentido que se desarrolla durante la gestación? Es por eso que por ahí creamos nuestro primer vínculo con el mundo: podemos reconocer la voz de mamá y papá, e incluso la música en el útero es relajante.
Una vez que nace el bebé y conforme se desarrolla, te darás cuenta que atiende a los ruidos que se generan a su alrededor, e incluso, se podría asustar por aquellos que son más fuertes.
Sin embargo, si notas que se altera con mayor facilidad a pesar de ser sonidos no tan estridentes, te recomendamos que revises si tu bebé no padece hiperacusia.
Se le llama hiperacusia a la alta sensibilidad auditiva que crea intolerancia a muchos sonidos cotidianos.
Síntomas
La hiperacusia afecta en promedio a un 10% de la población y es identificable. Revisa si hay coincidencia en lo que hace tu hijo con los siguientes síntomas:
- Se asusta de inmediato si algo cae al suelo.
- Llora de inmediato por algún ruido inesperado.
- Llora cuando estás en algún ambiente con ruidos diversos, aunque no sean en alto volumen.
- Se aleja de personas que hablan fuerte.
No pueden dormir fácilmente.
Si consideras que padece de hiperacusia es muy importante que lo revises con tu pediatra con el fin de hacer un diagnóstico completo y profesional.
El médico le hará una serie de pruebas para saber qué tan molesto es el sonido en diferentes niveles de volumen.
En caso que el especialista determine que padece hiperacusia debes tomar en cuenta que es un padecimiento que no se cura pero puede ser tratado, y lo mejor es que se atienda de inmediato para que no avance hacia otros problemas de oído.
En cualquier caso, mantén la calma y habla con tu pediatra sobre las opciones y adecuaciones que hay que hacer en caso de que tu hijo lo padezca. Tu hijo se puede adaptar poco a poco a los niveles de sonido y su desarrollo no estaría afectado.
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