Durante la primera hora después del parto, los expertos recomiendan iniciar la lactancia materna con la finalidad de impulsar la bajada de la leche y promover el apego. A esto se le llama la hora de oro, idealmente la madre deberá descubrir por completo su pecho y acercar a su bebé para que el contacto piel con piel estimule el reflejo de búsqueda y succión.
Existe una serie de reflejos propios del recién nacido, como el de búsqueda y succión, en el que, al colocar al bebé cercano al pecho, su sentido del olfato le ayuda a encontrar el seno; y aunque parezca increíble, con ayuda del arrastre intentará llegar a él para ser amamantado.
Por medio de la lactancia, tanto la madre como el bebé reciben beneficios psicológicos gracias a la liberación de oxitocina, la conocida hormona del amor; ésta contribuye a la prevención de hemorragias y a que el útero regrese a su tamaño natural pero también reduce la probabilidad de padecer depresión postparto.
Por su parte, al estar cerca de mamá, se reducen considerablemente los episodios de llanto, pues el pequeño obtiene una sensación de seguridad, bienestar y protección al percibir a su madre cerca.
Durante los primeros meses de vida, los bebés conciben a la madre como parte de ellos mismos, como una extensión. No debemos perder de vista que pasaron alrededor de 38 semanas dentro del vientre materno, escuchando su voz y el latido de su corazón, por lo que la cercanía que exista entre ambos, sin duda promoverá su tranquilidad.
De acuerdo con la OMS, la leche materna es el mejor alimento para tu bebé durante los primeros meses de vida, pues es un acto de amor que alimenta su cuerpo y nutre las emociones.
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