En ocasiones, niñas y niños que ya dominaban el control de esfínteres presentan frecuentes episodios de accidentes, ya sea orinarse en la cama defecar sin darse cuenta, incluso algunos podrían pedir usar nuevamente un pañal. Sin embargo, esta situación también podría expresarse a modo de retención de orina o excremento.
Esta acción suele ser la manifestación implícita de un tema emocional, es decir, es la forma en que tu hijo o hija comunica que algo no está bien. Podría tratarse de miedo, estrés, confusión, ansiedad, temor e incluso enojo, pero debido a que a esta edad no les resulta tan sencillo identificar lo que sienten, su cuerpo encuentra la forma de hacerte saber que algo sucede.
Existen varios posibles factores que desencadenar esta situación, podría tratarse de:
- La llegada de un hermanito
- Deseos de atención por parte de los padres
- Carencias afectivas
- Conflictos familiares
- Empezar a dormir en su propia cama o recámara
- Cambio de casa
- Ingreso a la guardería
- O alguna situación violenta en su entorno
Identificar oportunamente el motivo será de gran ayuda para dar un adecuado tratamiento. Por otro lado, tu reacción es un factor decisivo; procura no exaltarte, comprende que realmente es un accidente y que, hasta que reciba ayuda adecuada, tu hijo o hija no podrá controlarlo por sí mismo.
Recuerda que los cambios de rutina impactan significativamente a tu pequeño.
A los cuatro o cinco años, los niños podrían decir mentiras con tal de evitar sentirse avergonzados o evadir un regaño. En este caso, fomentar la confianza y hacerle ver que recibirá consuelo y empatía será de gran ayuda.
Si después de indagar un par de días no encuentras el motivo o situación que desencadena esta regresión en su desarrollo, consulta un profesional de la salud para descartar algún problema fisiológico o encontrar juntos el detonador de esta situación.
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