Una de las preocupaciones más recurrentes en las mamás y papás primerizos con infantes de 2 o 3 años, es saber cómo reaccionar adecuadamente ante un berrinche, ya sea estando en casa o en la calle.
Los berrinches o rabietas se manifiestan como consecuencia de un cúmulo de emociones como consecuencia de alguna situación que le detone frustración, enojo, tristeza o decepción. Al no saber cómo controlar, expresar verbalmente o canalizar adecuadamente sus emociones, es la forma en que tu hija o hijo puede hacerte ver que algo no le está gustando.
A continuación, te compartimos algunas recomendaciones para manejarlos:
1. Ponte a su altura. Procura siempre agacharte para hablarle cara a cara; de esta manera se sentirá realmente escuchado.
2. Pídele que respiren juntos profundamente. Puedes poner tu dedo índice frente a él o ella y simular que es una flor y una vela mientras le dices “huele la flor, sopla la vela”.
3. Préstale atención. Pídele que no grite y que tranquilamente te explique qué le sucede, escúchale con atención mientras le miras a los ojos.
4. Si la situación se presta, dale opciones. Sentir que puede elegir lo que sucederá podría ayudar a reducir su enojo o frustración.
5. Muestra empatía. En pleno berrinche podría ser complicado, pero se trata de trabajar en conjunto, tú podrías empezar a esforzarte por entender qué le sucede o cómo te sentirías en su situación, tomando en cuenta que no puede valerse por sí mismo y que algunos escenarios superan su comprensión de la circunstancia.
6. El amor siempre será tu mejor herramienta. Si te lo permite, puedes abrazarle mientras te explica qué le sucede, utiliza un tono de voz dulce y ayúdale a encontrar una solución.
Es importante evitar:
- El uso de amenazas.
- Recurrir a gritos o golpes.
- Dejar al pequeño o pequeña sin vigilancia sin importar si están dentro o fuera de casa.
Tampoco es adecuado que uses frases como “si lloras, ya no te voy a querer”, pues lejos de aminorar la situación, podría intensificarse al sentirse condicionado a perder lo más valioso que tiene. Recuerda que el lenguaje que utilices con él o ella será el que posteriormente empleará para si mismo.
Los berrinches suelen presentarse de forma regular entre los 2 y 3 años de vida, y a pesar de que en algunos casos podrían disminuir considerablemente en el resto de la infancia, en algunos casos se mantienen por más tiempo.
Si notas que los episodios son muy constantes, intensos o que el niño o niña utiliza la violencia o la autoflagelación, acude con un profesional de la salud para identificar la causa y recibir una adecuada asesoría tomando en cuenta el estilo de vida familiar y el entorno del menor.
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